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Una carta

*El siguiente texto es completamente ficticio, el mismo fue producido para una clase, nunca leído ante nadie y probablemente nunca se haga :P*

Roberto,
             Hace mucho no tenemos una conversación como se debe. Tal vez haya sido por aquella pelea tiempo atrás, en la cual nuestros egos se encontraron, lucharon y dieron por muerto a su contrincante. Es por eso, que hoy, que mi parte egocéntrica compulsiva se encuentra dormida, decido escribirte.
           Como bien te has dado cuenta, es raro en mi que utilice lapicera y papel para contarte lo que me sucede, ya que todas las veces anteriores mis noticias llegaban por un medio virtual y no de la mano de un cartero. Pero no me quedó otra opción, este sitio es frío y no se caracteriza por cumplir los deseos de sus pacientes, bastante que logré conseguir una birome, elemento casi extinto, por ser letal para la vida de quienes están todavía peor.
            Se que vos no te sentirías a gusto en este lugar, me recuerda a esa antigua iglesia, que alguna vez decidimos recorrer, en invierno ¿Te acordas?. Esa, de la cual saliste gritando que era lo más parecido a un neuropsiquiátrico absorbe mentes. No estabas tan equivocado en la cuestión del psiquiatrico, por la iglesia realmente no se.
          Mi desayuno es colorido, me dan una pastilla azul, otra de las chiquitas roja y una cápsula de esas que parecen rellenas de telgopor. Con eso, el mundo que existe en mi cabeza se apaga como una vela soplada por el viento.
        Uno de mis mayores deseos es que estés acá, poder verte, discutir sobre temas que solo tienen un sentido para nosotros dos. Esos que lograban que tus padres nos miraran de manera extraña, esos que me dejaron en este sitio, esos que ahora, no me permiten tenerte cerca. Pero, si ambos los comentábamos, ¿Por qué no estas conmigo?
       Es muy probable que esta sea mi última carta, soy consciente dentro de mi inconsciencia, que no te importó recibir ninguna de las 36 anteriores que envié en estos dos meses. ¿Será que ya no te intereso? ¿Encontraste a alguien más que te ayude a ver el mundo desde otro ángulo? ¿Perdiste la capacidad de recordarme? Si esto fuera posible, te pediría que dejaras por un momento de lado tu soberbia y me contaras como hacerlo. Ya no tolero que me persigas en sueños, voy a solicitar que me traigan mi almuerzo, creo que el desayuno está perdiendo su efecto.
     Deseo que sigas bien, en tu nuevo y mejor mundo, en el cual las únicas pastillas que consumís son las que te convidan tus amigos.

 Alejandro.

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