I'm gonna marry the night
I'm not gonna cry anymore
I'm gonna marry the night
Leave nothin' on these streets to explore
But I won't cry anymore
I'll hold my whiskey up high
Kiss the bartender twice
I'm a loser♥
Me suelen decir de tantas formas que ya casi ni recuerdo mi nombre. Este es un blog que no tiene nada de interés, salvo que te guste leer como piensan o viven otros. O sea, que seas un completo chusma, bienvenid@.
El universo está plagado de pelotudos, ignorantes, despreocupados, cagadores, inútiles, entre otras mil especies.
Por momentos me da bronca no pertenecer a alguna de esas élites privilegiadas.
La sociedad te miente constantemente diciendo que el esfuerzo es mejor, que si vos trabajas el doble, es decir, por los que no hacen nada, es mejor para vos, que aprendés más... Pero por favor... dejemos de mentir.
Al final están los cagadores y los boludos que les solucionamos la vida.
Ser un pelotudo, hoy en día tiene muchos más beneficios que preocuparse por las cosas.
Tal vez mañana tenga suerte, me levante y sea yo también parte de alguno de esos grupos.
Que se yo, no tengo nada para decir. O tengo tantas cosas que prefiero no decir ninguna. Ni idea, algún día lo sabré con exactitud.
Algún día sabré algo con exactitud, porque aunque me mientan diciéndome que no saber nada me sitúa en el principio de la sabiduría, todos sabemos que no saber nada es ser un bruto, burro, ignorante. O sea, que esa frase solo hace sentir bien a quienes no pretenden aceptar que no saben nada.
Chau, escuchá esta canción y tirate a mirar como pasan las nubes por el techo, que es el suelo de tu vecino de arriba.
"Y la vida se acuesta a mi lado y con ella me empiezo a morir... Y ahora sueño y me voy alejando de todas las cosas que supe sufrir y sentir".
Tengo problemas con los temas que se me pegan, sobre todo porque son distintos entre ellos y me queman la cabeza por días, semanas... algunos meses.
Para colmo, se me pega a mi, se le pegan a muchas otras personas que tienen que soportarme cantándolos.
Estos son algunos de los que más tiempo tuve en la cabeza:
Qué se yo que hago acá. Recién pongo un pie adentro y ya me estas bombardeando con preguntas... ¡Dejame que al menos me saque la campera!.
Listo, así estoy más cómoda... Nada, pasaba por acá y se me ocurrió venir a verte. Pero por lo visto, elegí mal, se nota que vos no tenes ganas ni de recibir una postal mía desde Budapest.
No, no es solo hoy, estas así hace días. Fijate, fijate la cantidad de llamadas perdidas que tenes mías.
Ahhh, ¿Se te rompió el celular? ¿Y por qué lo veo ahí sobre la mesa?, mira te está prendiendo la lucecita roja y todo, NUNCA LO VI TAN SALUDABLE!
Claro, justo hoy te dieron uno nuevo idéntico al tuyo, que buena suerte que tenes. Mira que casualidad, tiene la misma raya sobre la pantalla, que la que se te hizo cuando se te cayó del árbol. ¿Te acordás de ese día?
¿Yo? ¿Confundiéndote con alguien? A mi me parece que el equivocado acá sos vos. ¿Estás seguro que no te usaron para algún tipo de tratamiento con medicamentos experimentales? Realmente estas a cada minuto más tarado, posiblemente tengan algún desperfecto.
Dejá, no te preocupes. Dame un papel... acá te voy a escribir un número de teléfono por si en algún momento volves a reunir a todos tus jugadores... Sí, a esos que se fueron a jugar a Alaska. Si logras encontrarlos a todos y los podes re ubicar en tu cerebro, me avisas y me doy una vuelta.
Girá el picaporte y cerrá con llave... ¿O también te olvidaste de como se hacía eso?
Mis viajes en transporte público muchas veces suelen ser divertidos, por razones ajenas a mi, como puede ser personas delirantes, gente con ganas de salvar al mundo o colectiveros suicidas. Pero muchas otras veces, mi mente se encarga de llevarme más allá, plantearme situaciones para así mantenerme pensando durante todo el viaje en alguna cosa.
Hace unos días se me planteó esta situación:
Estás volviendo a tu casa, plena madrugada... hace frío y esperas el colectivo sola en la parada, que tiene menos vida que el cementerio de la chacarita. De repente se te acerca un “eh amigo, una monedita pa' la birra” que intenta robarte con un arma de fuego. Dado que el individuo vacila, logras sacarle el arma y el flaco sale corriendo dejándote a vos con la victoria y un nuevo problema en la mano. Acá es donde se presentaba la gran situación... ¿Qué hago con esta arma?